I was stupid for letting you go...

I was stupid for letting you go...

jueves, 14 de marzo de 2013

Capítulo 15. Ahora tú eres mi vida.

Narra Martha

Me despierto por algún rayo de luz que se cuela por la ventana haciendo así que me queje molesta y me revuelva en la cama, quedando mi cara contra la almohada para que no me dé más la luz.
Inspiro aliviada de que el Sol no choque contra mis párpados y con ello que un dulce olor se cuele por mis fosas nasales. Un olor indescriptible, fresco, único, un olor que daría lo que fuera por aspirar cada mañana, cada día, a cada minuto de mi vida; olor a Harry.
Sonrío sin poder evitarlo y entonces caigo en que la cama está fría. No debería estar fría. Harry debería estar calentándola.
Me levanto quedando sentada y bastante confundida por encontrarme sola en este cuarto.
Veo mi ropa seca y planchada en una silla, por lo que supongo que Anne me la ha traído, pero eso no responde a la pregunta importante: ¿Dónde está mi Harry?
Escucho a alguien decir maldiciones tras la puerta del baño de esta habitación, por lo que me muevo confundida hasta quedar frente a ella y desde ahí escuchar como alguien parece encontrarse bastante indispuesto.

--¿Harry?-pregunto preocupada llamando a la puerta.
--No pases-responde él en voz baja antes de vomitar-no quiero que me veas así...
--¿Te encuentras bien?-pregunto esta vez asustada, pero solo oigo cómo él sigue devolviendo y con ello que sienta miedo por como se encuentre.

Debería hacerle caso y quedarme aquí a esperar a que salga o... tal vez entrar y ver cómo se encuentra o tal vez... De nuevo se oye como Harry debe de estar vomitando hasta cosas que no había comido y me decido a entrar a pesar de que él me haya pedido lo contrario.
La imagen que me encuentro me parte de lado a lado; sentado en el suelo, vestido solo con unos bóxers de un color verde bastante estridente. Con la cabeza apoyada en el borde de la taza del inodoro y parece que haciendo demasiado esfuerzo en no vomitar más, con el ceño fruncido y sus brazos entorno a su estómago, apretándolo como si así fuera a evitar que devuelva más.

--Por favor vete, no quiero que me veas, estoy horrible-murmura con voz rasposa.

No puedo evitar sonreír con algo de lástima antes de sentarme a su lado, solo para demostrarle que me da igual el aspecto que tenga.

--No seas tonto-contesto sonriente, pasando una mano por sus rizos revoltosos-tú no puedes estar horrible. Estarías guapo hasta con una bolsa del Burguer en la cabeza-añado divertida, haciendo que él sonría.

Caigo en que su piel está pálida, mucho más de lo normal, y bajo sus ojos se ven marcas oscuras que me dejan qué pensar acerca de cuánto habrá dormido.

--¿Has dormido algo?-pregunto sin dejar mis caricias sobre su cabello.

Él niega con la cabeza, apretando sus ojos con el ceño fruncido antes de moverse con las fuerzas que tiene hasta colocarse para devolver de nuevo, haciendo que aparte mi mano de sus rizos, pero que la coloque en su espalda con cuidado para calmarlo.

--Ya, tranquilo-digo en voz baja y calmada mientras acaricio su espalda-no te preocupes por nada-añado antes de levantarme del suelo.

Miro a mi alrededor buscando algo con lo que taparle para que no coja más frío, por lo que simplemente cojo una toalla blanca de aspecto suave y se la coloco por los hombros con cuidado mientras él murmura cosas incomprensibles, pero claramente molesto por como se encuentra.

--Ahora vengo-le informo antes de dejar un pequeño beso en su omóplato.

Salgo de la habitación rápidamente y me dirijo a buscar a Anne, hasta que doy con ella, encontrándola en el salón, parece que pasando el polvo o algo por el estilo.

--Buenos días Martha-dice sonriente en cuanto me ve.
--Bueno días Anne-la respondo con la misma sonrisa-¿Podrías acercarnos al hospital?
--¿Por qué? ¿Os encontráis mal?-pregunta con tono asustado, mirándome de arriba abajo por si encuentra algo que la dé una pista sobre mi estado de salud.
--Yo no, pero Harry... está bastante mal-admito tratando de no preocuparla.
--Mira que se lo avisé-responde ella negando con la cabeza-deja que me ponga algo más decente y nos vamos.
--Está bien-respondo sonriente.

Subo a la habitación de nuevo y toco la puerta del baño donde nadie contesta y por lo tanto me empiezo a preocupar por lo que le pueda estar pasando para que no me abra la puerta.
Preocupada la abro sin esperar el consentimiento de que pueda pasar, dando así con la razón de que nadie me contestara; Harry se ha quedado dormido en el suelo, encogido como un bebé y envuelto en la toalla.
No puedo evitar sonreírle de manera tierna al encontrarle de esa manera.
Río por lo bajo para no despertarle y me vuelvo a la habitación donde cojo unos vaqueros y una sudadera para que se vista y así poder ir al hospital.
Me arrodillo a su lado y me pienso dos veces si despertarlo o no, por lo que me decido a coger la sudadera y tratar de ponérsela, pero este chico duerme de unas maneras más raras...

--¿Qué haces?-pregunta confundido en un susurro.
--Vestirte, vamos al hospital-respondo sin más.
--¿Me estás vistiendo?-de nuevo pregunta extrañado, incorporándose hasta quedarse sentado en el suelo, lo cual aprovecho para poder poner su sudadera
--Esto intento-respondo-levanta anda, que los pantalones son más complicados.
--¿Por qué lo haces?-pregunta mientras se pone de pie algo tambaleante.
--Porque no vas a ir denudo por la calle, digo yo-contesto divertida.
--No me refiero a eso-dice mientras sale del baño y yo tras él-digo que es extraño, que te preocupes tanto, podrías haberme despertado.
--Pero si estabas dormidito ¿cómo te iba a despertar?-pregunto con tono ñoño, haciendo que él sonría ligeramente-Ponte los pantalones que yo voy a por unas deportivas.
--Puedo ir yo solo-responde mientras se enfunda en unos vaqueros.
--No sé si te das cuenta pero te estás tambaleando-dejo las zapatillas a su lado.

Él de nuevo sonríe, solo que esta vez haciendo que sus hoyuelos se marquen y que me lleguen imágenes de cuando apenas era un crío y jugábamos al escondite en el parque. Sigue completamente igual, nada ni nadie lo han cambiado.
Se termina de vestir y bajamos al salón, donde damos con Anne quien parece preocupada, cogiendo la cara de su hijo entre sus manos y mirándole por todas partes, haciendo que él ría divertido, aunque aún con mala cara.
Los tres nos dirigimos al antiguo Ford Fiesta color blanco de Anne.

--Te vas a casa ¿no?-pregunta Hazza cogiendo mis dos manos entre las suyas, entrelazando sus dedos cálidos entre los míos gélidos.
--¿Yo?-pregunto confundida-no, te acompaño-digo muy segura, aunque luego caigo en que tal vez no quiera-si no te molesta...-añado.
--No quiero que te preocupes tanto por mí, parece que te tengo aquí de rehén, no quiero que dejes tu vida por estar en la mía-contesta él mirándome a los ojos directamente, haciéndome sentir que las piernas me tiemblan por ese profundo color verde.
--Ahora tú eres mi vida-susurro alzando mi mano derecha aún con la suya y acariciando su mejilla con el dorso de mi mano, haciendo que él mantenga la mano sobre mi mejilla para prolongar mi toque sobre su piel, provocando que sonría por ello-vámonos anda.
--¿No habías quedado con Ane?-pregunta con el ceño fruncido-Deberías ir, la molestará que la dejes plantada.
--La envío un mensaje y ya está-respondo sin más.

Saco mi mano derecha de entre los dedos de Harry ycon ella cojo el móvil y escribo un mensaje a mi amiga, diciéndola que me perdone por no poder ir, pero que es importante y tengo un buen motivo para hacerlo.
Sin decir nada más subimos al coche para ponernos camino al hospital.
Harry apoya la cabeza en el cabecero supongo que porque está un tanto cansado. Le cojo de la mano de nuevo poniendo mis dedos entre los suyos tratando de reconfontarlo.
Apenas cinco minutos después en el coche Harry se dobla sobre sí mismo y de nuevo devuelve, no sé el qué porque ya no tiene más en su estómago, pero aún así siento como cae alguna clase de sustancia procedente de Harry sobre mis deportivas.

--Dios...-susurra mirándome con una mezcla de sorpresa y arrepentimiento-lo siento, lo siento, no quería...-se disculpa mientras me limpia las zapatillas con la manga de la chaqueta-lo siento...
--Oye, oye. Para. Tranquilo. No importa, enserio-contesto un tanto divertida por ver su reacción.
--Lo siento, lo siento de verdad-en su tono de voz aparecen las ganas de llorar, al tiempo que sus ojos se cristalizan.

Debe de estar con las defensas tan bajas y tan sumamente débil que todo esto le afecta más de lo que debería.

--Oye...no llores-susurro acariciando su mejilla algo húmeda por un par de lágrimas que arrastran por ella.
--Soy lo peor...-es su respuesta en tono roto.
--No digas eso, nunca. Eres lo mejor que me ha pasado en la vida y esto no me importa, te prometo que no me importa. Te encuentras mal, lo entiende, no te preocupes-le aseguro para que no se sienta más culpable.

Él asiente con la cabeza antes de recostarse junto a mí, encogiéndose todo lo que el cinturón de seguridad le permite hasta que llegamos al hospital, donde le atienden enseguida, y no sé si es porque ha salido en la tele o porque su cara es de un color fantasmagórico.

--Parece una gripe estomacal-habla el médico-es la época, no hay de qué preocuparse-dice con una sonrisa amable, supongo que para tranquilizarnos tanto a Anne como a Harry como a mí-Debería estar en cama al menos cuatro días. Que tome muchos líquidos...
El doctor sigue hablando, pero yo ya desconecto, ya que Harry se encuentra bien y no es nada grave, pero la verdad es que él se debe estar sintiendo increíblemente mal.
Se recuesta en la silla de la consulta frente a la mesa del médico y apoya su cabeza en mi hombro.

--¿Te sientes mareado?-le susurro.

Él niega con la cabeza, pero se acomoda mejor sobre mí. Llevo mi mano hasta su mejilla y la acaricio con dulzura antes de dejar un beso en su frente.
Anne continúa hablando con el médico sobre lo que debe de tomar Harry y sobre lo normal o no que pueden ser ciertos síntomas. Nos despedimos del amable hombre y salimos del médico de nuevo al coche para volver a casa.
Harry se queda medio dormido en el escaso tiempo que hay del médico a su casa y en cuanto llegamos él mismo se va a su cuarto sin una protesta ni nada por el estilo, se mete en la cama y cae rendido por el cansancio de no haber dormido en toda la noche.

--Martha...-me susurra Anne, interrumpiendo la vista de Harry durmiendo en la cama junto a mí-deberías volver a tu casa, te lo va a pegar, llevas todo el día con él. Ve a casa un rato-dice con una mano en mi hombro y una sonrisa tranquila.
--Pero no quiero dejarle solo-respondo acariciando sus rizos y viendo como a él le encanta que lo haga aunque esté dormido.
--No te preocupes, está dormido y con el medicamento se quedará un poco atontado, seguro que no pasa nada porque vuelvas a casa un rato. Apenas se dará cuenta de que no estás con él.
--Está bien-doy un beso en la frente a Harry antes de salir de su cama, provocando así que él gruña porque note como me voy de su lado y que no pueda evitar sonreír.

Camino hacia casa lentamente, y cuando llego la imagen es desoladora; apenas hay ya muebles, la partida es inmediata y aún ni siquiera se lo he dejado caer a Harry, aunque ahora tampoco puedo hacerlo, se encuentra demasiado mal, seguro que empeoraría si le dijera que me voy a España. ¿Pero qué puedo hacer?
Suspiro sintiendo mi vista nublarse mientras me resigno a ello y guardo algunas de mis cosas en las cajas de la mudanza.

--Ni fiestas, ni locuras, ni alcohol y mucho menos chicos-habla una voz masculina a mis espaldas.

Me doy la vuelta sorprendida, dando con mi padre apoyado en el marco de la puerta.

--¿Qué?-pregunto confundida por sus palabras mientras seco mis mejillas húmedas.
--Mamá me ha contado lo que le ha pedido Ane-contesta-y...puedes quedarte aquí con ella-admite finalmente.
--¿¡ENSERIO?!-prácticamente grito sin poder creérmelo.
--Sí, pero con esas condiciones-contesta divertido por mi padre por mi reacción.
--¡Vale! ¡Vale! ¡Lo que sea!-admito, ya que me dan igual las condiciones si voy a poder quedarme aquí a fin de cuenta-¡Gracias! ¡Gracias! ¡Gracias! ¡Te quiero! ¡Os quiero!-exclamo besando sus mejillas y con ello que él ría divertido por mi efusividad.

La alegría del momento se ve interrumpida por alguien llamando a la puerta y con ello que me separe de mi padre antes de bajar saltando las escaleras hasta abrir la puerta, sintiéndome la persona más afortunada del mundo por poder quedarme con Ane en su casa y sobre todo por poder seguir saliendo con el chico que hace ya tantos años cautivó mi corazón.
Al abrir la puerta doy con un delgado y lastimero chico sin abrigo pese al frío que hace en la calle, solo vistiendo una camiseta de manga corta manchada de algo que no reconozco, con los ojos rojos por haber llorado, las mejillas sonrosadas por el frío y el llanto, y de su flequillo goteando lo que identifico como café, ya que huele a tal cosa.

--¿Niall?

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